“Toda lengua es un templo, en el cual está encerrada,
como en un relicario, el alma del que habla.”

O
liver Wendell Holmes

viernes, 31 de octubre de 2014

Lecturas recomendadas


Estimados lectores, estudiantes y amigos

Si quereis practicar español con lecturas breves, interesantes y divertidas, aquí os dejamos el enlace de un Blog de Viajes muy especial.

Nuestros amigos de Las sandalias de Ulises nos cuentas sus viajes y experiencias, así, al mismo tiempo que aprendeis y practicais español, viajais por el mundo.




 
 
Learn Spanish while traveling!
 
 

miércoles, 24 de julio de 2013

Fragmento del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha


 Capítulo octavo del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento




"En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
–La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubrieron treinta, o poco más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.


Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
–Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí a caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
–¡Válgame Dios! –dijo Sancho–. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
–Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–; que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
–Dios lo haga como puede –respondió Sancho Panza.
Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino […]


jueves, 30 de mayo de 2013

No por mucho madrugar, amanece más temprano


No por mucho madrugar, amanece más temprano; por muy temprano que nos levantemos por la mañana, el Sol no saldrá antes.



Hay cosas que requieren su tiempo y no por intentar acelerar, sucederán antes.





viernes, 26 de abril de 2013

En el cafe de hoy...

En el café de hoy...

"No puedes alcanzar aquello que está delante de ti, hasta que no sueltes lo que dejaste atrás"

"You can't reach what's in front of you, until you let go of what's behind you"
 
 

martes, 23 de abril de 2013

Feliz Día del Libro




“Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. 
    
                                      Santa Teresa de Jesús.









domingo, 21 de abril de 2013

Porqué / porque / por qué / por que



Porqué / porque / por qué / por que


·         porqué
Sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro determinante:
No comprendo el porqué de su comportamiento (= la razón de su comportamiento). Todo tiene su porqué (= su motivo).
Como otros sustantivos, tiene plural:
Hay que averiguar los porqués de este cambio de comportamiento.


·         por qué
Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o exclamativo qué (palabra tónica que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del relativo y de la conjunción que)
Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas:
¿Por qué no viniste ayer al cine?
No comprendo por qué te pones así.
¡Por qué calles más bonitas pasamos!
A diferencia del sustantivo porqué,  por qué no puede sustituirse por términos como razón, causa o motivo.

·         porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos valores:
  • Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya que:
                        No fui a la fiesta porque no tenía ganas (= ya que no tenía ganas)
                        —¿Por qué no viniste? —Porque no tenía ganas.

  •  Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que:

           Hice cuanto pude porque no terminara así  (= para que no terminara así).



·         por que
Puede tratarse de una de las siguientes secuencias:
  • La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto (el que, la que, etc.):
      Este es el motivo por (el) que te llamé.

  •  La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan además una oración subordinada introducida por la conjunción que:

           Nos confesó su preocupación por que los niños pudieran enfermar